En tiempos como estos, en los que todos parecemos estar híper conectados con la información y especialmente con la gente que nos rodea, uno de los mayores desafíos que tienen por delante los entrenadores y aquellos que tienen la responsabilidad de manejar equipos y grupos de trabajo, apunta a saber manejarse con los chicos de la nueva generación.
Los millenials, para los que conducen planteles superiores, y los centennials, para aquellos que trabajan en divisiones formativas. Chicos y chicas que vienen con una concepción del mundo diferente a la generación anterior, que es la que suele tener a cargo la conducción y la formación de los entrenadores y conductores.
Uno de los cortocircuitos más comunes suele darse cuando el entrenador se apoya en el «están equivocados» sin profundizar en métodos y estilos, y, apelando a su rol jerárquico, trata de someterlos con el peso de la autoridad.
Una de las características de las nuevas generaciones es tener una relación particular con la autoridad. Ni mejor ni peor, pero sí muy diferente a la que tenían sus mayores, por lo que someter no suele ser el camino más aconsejable.
Son diferentes, ni mejores ni peores, y es tarea del entrenador y líder prepararse para manejar esa población de una manera eficiente, para ayudarlos a crecer y producir al máximo de sus posibilidades.
La Comunicación es determinante, y hacerla efectiva es responsabilidad del adulto, del referente, del líder.
Los tiempos cambiaron, y con ella el acceso a la información, por ende, es clave aprender a generar factores de acercamiento eficientes con los deportistas, porque apelar al “el que manda soy yo” y a que los jugadores / as deben acatar lo que digo, no siempre funciona con los jóvenes de hoy.
Es muy importante tener en cuenta que los chicos no reciben las directivas e informaciones como antes, que los tiempos de atención efectiva han cambiado, y que si no te adaptás para llegarles, lo más probable es que los pierdas y, por ende, que tengas gente en tu equipo o grupo que nunca llegue a entender o a comprometerse con tu propuesta.
El «yo a tu edad» no aplica, o no siempre es conveniente con las nuevas generaciones. Podes haber sido un gran jugador hace algunos años, pero tú experiencia es tuya y se dio en una época muy diferente a la que viven los millenials y centennials de hoy. Por eso, imponer no suele ser el mejor camino hacia el éxito. Siempre es más efectivo convencer a través de una buena transmisión de conocimientos. Pero fundamentalmente, adaptarse a los tiempos modernos y conocer al otro para saber cómo llegarle.