Los Nuevos Líderes

Compartir:

Con la mediatización y la cultura de las redes sociales a pleno, es inevitable empezar a observar cambios en los estilos de liderazgo modernos, en los que se suele observar cada vez más, como se va imponiendo el “parecer” por encima del “ser”.

Así como el “Influencer” y las nuevas generaciones necesitan de los “Likes”, muchos líderes modernos parecen estar más preocupados por mostrarse activos o seguros, que por cultivar realmente valores o dar un ejemplo acabado y consistente. Los medios y las redes exigen manifestaciones, y la necesidad de responder a veces termina exponiéndolos más de la cuenta.

Hoy parece estar bien ver entrenadores hablando o dando indicaciones todo el partido, protestando, sacados y tomando un protagonismo exagerado, y en muchos casos, improductivo. El Equilibrio Emocional no vende, y un entrenador observando en silencio o sin hacer manifestaciones grandilocuentes resulta hasta aburrido, por lo que las miradas se van hacia el otro lado.

Declarar o responder en tono alto suele convertirse en una necesidad, que parece atentar contra las respuestas pensadas o elaboradas, y así nos topamos con líderes que se encierran en su pensamiento descalificando todo aquello que signifique disenso o debate. La otra mirada “está equivocada” y empiezan a abundar frases tales como “los jugadores jugaron como yo quería”, dando por sentado que eso es lo correcto, independientemente de cual haya sido el resultado o como se haya jugado.

El problema se agrava cuando los entrenadores en formación o crecimiento, ante la necesidad de mostrarse sólidos, ponen su foco en “parecer” en lugar de en “ser”. “Parecer”, suele fortalecer su imagen en un primer momento, pero debilita la formación del líder real que pretenden ser, dado que al estar tan preocupados por el “acting” corren el riesgo de dejar a un lado la “esencia”.

Puertas adentro, el estilo de liderazgo o conducción también sufre cambios. “Mi verdad” se convierte en “la verdad”, las pautas se vuelven rígidas, y el diálogo con los dirigidos se va muriendo. La falta de tiempo o capacidad para empatizar empieza a cerrar los canales de comunicación, el líder comienza a encerrarse en su entorno (que muchas veces responde “sí, señor” por temor a su reacción), y de esta manera se terminan perdiendo los recursos y riqueza que se podrían tener si se abrieran los canales de dialogo de manera sincera, tanto a equipos de trabajo como a planteles. Escuchar y consensuar, para este estilo de líderes parece ser sinónimo de debilidad, cuando en realidad, un líder hecho y derecho sabe que escuchar y consensuar genera fortaleza, porque solo así se puede generar un compromiso real.

¿Ser o parecer? Construir el “ser” lleva tiempo y trabajo. El camino a “parecer” suele ser más corto y efectista en el corto plazo. El problema es cuando empiezan a aparecer los inconvenientes, ¿no?


Todos los derechos reservados | 2019